Comida de fin de año con Carlos Guzmán: por José Manuel Toscana

Viernes 21 de Noviembre del 2008.

 

Puntuales, como nos quisieran ver los bancos  la hora de pagar las tarjetas recargadas y  revencidas, llegamos al feudo de Carlos Guzmán, un cortijo de 150 has. (millón y medio de metros cuadrados) irrigados debidamente para cosechar las praderas alimentadoras de hatos lecheros y rebaños de borregos, enmarcado al sur de Tulancingo, el  de antes, pues el  paisaje y el ambiente semejaban esos tiempos cuando reuniones de este tipo, eran cotidianas.

 

Solo por esa imagen nostálgica, para mi valió el día y muchos más cuando, ateridos por el frío  calador y la lloviznita moja pendejos, en lugar  de comer  en campo abierto, nos apeñuscamos en el comedor de la casa principal, donde ya estaban a punto las costillitas de cordero lechal, a las brazas, complementadas con ristras de choricitos que hicieron suspirar a más de uno de los  agasajados y ateridos comensales.

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Sin trámites engorrosos circularon los platos con las viandas que desaparecían como  barajas en manos de tahúres, debidamente rociadas con vinillos de buen ver y mejor sabor aportados por varios enterados de los secretos de viñedos y cavas  nacionales y de extranjía, que de todo hubo.

El común denominador de la festiva comida fue la risa, la broma, el abrazo y los buenos deseos para que los vendavales del mundo, no terminen por dejarnos en cueros viles, que poco nos falta y sin manera de ponerles fin  ni defendernos.


Alfonso Elizondo

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Fernando Mellado Vera, presumió con todo derecho y profundo orgullo, las fotografías levantadas en Acapulco a la llegada del barco más hermoso que ha navegado, navega, a nombre de México, por los mares azules: el Cuauhtemoc.

Uno de sus hijos, Fernando, concluía el prolongado periplio de fin de cursos navales, motivo para que Felipe Calderón,  su flota familiar y la de trabajo, cayeran por la costa acapulqueña, para darles la bienvenida a los noveles grumetes, estos sí, de mar abierto.


Fernando Mellado

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Fernando Mellado, ataviado adecuadamente al estilo de Popeye el marino, llamó la atención de don Felipe, pues sus hijuelos vestían igualito que nuestro querido cuate.

-¿A qué vino usted por aquí?-  preguntó Calderón a Mellado.

- A recibir a mi hijo que viene en el Cuauhtemoc-  precisó Mellado

-¿Cómo se llama su muchacho?- indagó el preciso.

-Mellado, señor presidente- contestó el embajador de Camerún.

-¿Mellado?- yo tengo uno-  precisaba el mandamás y por aquí esta.

-También es hijo mío- replicó Fernando ya rebosando de emocionado orgullo

De volada Calderón ordenó a su fotógrafo de cabecera, fotografías de los tres Mellado, todos marineros, a su lado y con sus hijos, primera dama y jefazos que hacían la corte en la ceremonia tradicional frente al mar y al mundo anualmente.

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Esas fotografías,  muy hermosas por cierto, a pesar de que Fernando Mellado aparece en todas, son el motivo para que el susodicho Embajador, ahora acumule credenciales, relaciones y poder que nos tiene muertos de envidia a sus cuates de la Mesa de Celebridades.


Wences Angulo

Wences Angulo, ya tramita de volada su residencia en la Conchinchina, que va quedando más allá de PiIfor, pues entre Barack Obama y el Embajador de Camerún, ya no hay espacios para el hombre blanco.

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Wences Angulo, Alfredo Lases y Alex Ahued


Carlos Guzmán y Senen González

Carlos Guzmán prepara una sorpresa. Abre un restaurante especializado en  corderos, por los rumbos de la vieja estación de trenes. Cosa de un par de semanas y veremos algo diferente y sin duda, grato al paladar y recinto propicio para cultivar amistades al calor de las parrillas y los caldos rojos de viñas seleccionados.

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Las imágenes captadas darán detalles desapercibidos al escribidor, pues los sabores intensos de las viandas y los caldos etílicos, hacen brumosos los detalles de tan buena convivencia, donde nos juramos amor  eterno o cuando menos hasta el 13 de diciembre  cuando  Arturo García dará la señal convenida -hasta el momento secreta-  para la siguiente reunión de la plana mayor con miras en el 2009.

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Gracias Carlos Guzmán, te la sacaste.


Carlos Guzmán y José Manuel Toscana

Comida con Senén González...

 

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