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El equipo 21 de
julio del 2011
Marcho, luego
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7 de abril del 2011
Apagón analógico 23
de marzo del 2011
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Ni todo el amor ni todo el dinero
Política en tacones
Pilar Ramírez ramirez.pilar@gmail.com
12
de julio de 2013
La conducta del exmagistrado Genaro
Góngora Pimentel con sus exparejas y con sus hijos ha
sido escandalosa no sólo porque deja ver un perfil
misógino, calculador y tacaño que no concuerda con la
investidura de magistrado de la Suprema Corte de
Justicia que tuvo durante tantos años.
Primero resultó escandaloso y sorpresivo
que se dieran a conocer las acciones legales que había
emprendido en contra de Ana María Orozco, la madre de
dos de sus hijos, que la tuvieron en reclusión durante
un año. Góngora utilizó su prestigio y vínculos, que son
de muy alto nivel, para lograr primero reducir la
pensión alimenticia y luego el encarcelamiento de su
expareja, sin importarle arrebatar a sus hijos,
necesitados de cuidados especiales, la atención materna.
Esta mujer recibió un año de cárcel por el mal tino de
relacionarse con un hombre importante.
El papel de los medios fue importante
para que Ana María Orozco recobrara la libertad y para
incidir en el proceso que intentaba quitarle la patria
potestad con el fin de eliminar la obligación del
exmagistrado de pagar la pensión a que está obligado.
Todavía no concluía el caso Orozco cuando se dio a
conocer que la exmagistrada Rosalba Becerril también
estaba demandando a Góngora por pensión alimenticia para
sus hijos de 17 y 10 años de edad, a quienes nunca apoyó
económicamente. Desnudar la conducta de Góngora con las
dos madres de sus hijos resultó beneficioso para Ana
María, pues el exmagistrado retiró los cargos contra
ella, se determinó a su favor la custodia de los niños y
el exmagistrado afirmó que estaba dispuesto a cumplir
como padre.
La exmagistrada Becerril declaró que los
abogados de Góngora le hicieron una propuesta económica
que consistía en una pensión igual a la de Ana María
Orozco —de 50 mil pesos—, dos millones de pesos para la
adquisición de una casa, un vehículo y un seguro de
gastos médicos. Becerril afirma que no desea ventilar
públicamente el asunto, así que quizá no se sepa cuál
será el resultado de esta disputa, pero quizá el
contexto mediático le sea de provecho.
El caso de Góngora no es único. Es la
situación que enfrentan muchas mujeres que han estado
relacionadas con hombres de grandes recursos económicos
o altos funcionarios que además de poder económico
tienen influencias que no dudan en usar para castigar a
sus exparejas, así sea con mecanismos extralegales
disfrazados de legalidad. El video sobre las madres
activistas de Xalapa ha colocado en la agenda pública
este problema que aqueja a una gran cantidad de mujeres
y a sus hijos.
El exmagistrado Góngora es uno de los
muchos que, como dice mi tía Sara, después de andar
lingolilingo no quieren reconocer su responsabilidad,
pues no olvidemos que Góngora, además, estaba teniendo
hijos al mismo tiempo con dos mujeres. Lo que nos
muestra este caso es que la irresponsabilidad, la
misoginia y el machismo hermana a muchos hombres. No
importa si son albañiles, empleados de oficina,
magistrados, artistas o altísimos funcionarios, nunca
faltarán los que intentan huir de sus obligaciones, la
única diferencia es el monto en disputa y, como era de
esperarse, cuanto mayor sea éste más feroz será la
resistencia a cumplir, aunque para eso tengan que
recurrir a maniobras legaloides o a la “ayuda” solidaria
de trabajadores del aparato de “justicia” que les
permiten incluso separar a los hijos de sus madres, con
tal de que éstas “no reciban ni quinto” como afirman
muchos.
Por estos días, los medios han dado a
conocer el caso de un diputado salvadoreño que se vio
orillado a dejar su curul después de haber sido
demandado por violencia intrafamiliar. Cuando el
diputado Rodrigo Samayoa consideró que las aguas se
habían calmado, un año después del incidente, giró un
oficio al congreso solicitando ser restituido en su
puesto, petición que ha divido a sus colegas
legisladores. Quienes están a favor del retorno de
Samayoa a su cargo, ¿creen que el legislador ya se
rehabilitó? ¿que cuando caiga en sus manos una
iniciativa para proteger los derechos de las mujeres
podrá distinguir sus inclinaciones personales del
interés social? Difícil, pues nunca se mencionó que
hubiera pasado por un proceso de rehabilitación, sólo
acudió a una estrategia política para no perder el
“hueso”.
¿Por qué el exmagistrado Góngora
modificó su postura sólo cuando se vio exhibido y muchos
no daban crédito a que pudiera considerar la posibilidad
de dar a sus hijos en adopción ante la perspectiva de
triunfar legalmente y quitarle a la madre la patria
potestad? Incluso los diputados panistas en la Asamblea
de Representantes ya presentaron una iniciativa de ley
anti-Góngora para evitar que con el uso de influencias
los jueces concedan la disminución en el monto de las
pensiones, pues el exmagistrado argumentó, y un juez le
puso oídos, que sus “descendientes son de estatus social
medio bajo”. Ojalá esa fuera la solución. Exhibir todas
las irregularidades en que se ha incurrido en una gran
cantidad de demandas por pensión alimenticia, para
comenzar a desmontar la acumulación de injusticias que
han permitido los tribunales del país.
Sólo en el Distrito Federal, hay 70 mil
jefes de familia que enfrentan demandas por pensión y,
según admitió el Presidente del Tribunal Superior de
Justicia local, Elías Azar, entre ellos “hay gente muy
notable del mundo financiero y político”. ¿Sentará
precedente a favor de las mujeres el caso Góngora? ¿Los
jueces habrán recibido el mensaje? Es un hecho que se
necesitan madres activistas como las de Xalapa en todos
los rincones del país. Porque hay muchos hombres que no
sólo están convencidos de que a las mujeres, ni todo el
amor ni todo el dinero, sino tampoco respeto y justicia.
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