Noviembre 23 del 2020

…nunca es tarde cuando la dicha es buena…

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Estamos cerrando un año indescriptible por causas inesperadas, atroces, con un altísimo precio pagado con la vida de personas sacrificadas por la indolencia, soberbia, ignorancia, desinterés, incompetencia y todo lo que venga al caso, para reconocer lo mal que estamos como país y la triste realidad de cada quien, ante el poder silencioso de una epidemia mortífera.

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Aun así, con la misma capacidad para el sufrimiento que nos caracteriza, debemos sobreponernos a lo padecido, preparándonos, más que nunca, ante el amago de la plaga que, si bien nos va, permanecerá invicta hasta el arribo de la vacuna ansiada, prometida desde los frentes donde los científicos dan la batalla en pos del éxito de sus empeños, que llegará tal vez mediando el año entrante.

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En otros años por estas fechas armábamos las “posadas” los afortunados, vacaciones fuera del terruño y, otros aguardando la llegada de parientes y amigos para celebrar la Navidad y el Año Nuevo en familia; los más aguerridos invitando a comidas, brindis, despedidas con tanto ardor etílico y fraternal que nos dejaban lastimados hasta el 2 de febrero, en plena Candelaria.

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Todo esto quedará en el recuerdo, mientras nos acoplamos a la realidad, siempre sorprendente y difícil de aceptar si no es lo que soñábamos despiertos.

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Tendremos como base del menú, elecciones controvertidas donde la mayor estupidez ganará, veremos militares hasta en la sopa controlándonos como jamás había sucedido, trabajaremos casi de gorra ante la ausencia de labores formales, donde sea y de lo que sea, quebrarán los que nunca habían fallado, seremos mercancía barata cambiados como plato de lentejas, por la pobreza que nos envuelve imperiosa, imparable, dejando a nuestro país quebrado.

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Será complicado mantener a la familia unida, reunirse con los amigos de siempre, conservar la salud y más si acabalas más de 80 años, las ofertas de remedios de origen celestial abundarán y traerán, como siempre, el desencanto de sus falsas promesas hechas para exprimir los dineros a los urgidos de un consuelo imposible.

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Ante lo turbio del panorama ¿qué hacer?

Confucio, ante situaciones semejantes y aún peores, sugería: … cuida tu jardín…

Sócrates, recomendaba para serenar los ánimos y comenzar de nuevo ...solo sé que no se nada…

Platón, dejó dicho: …somos lo que hacemos día a día…

Wences Angulo, comentaba en las reuniones en La Floresta:

…de la virtud hay una sola especie;

de la maldad, muchas…

la razón y el valor siempre se impondrán a

la traición y a la ingratitud…

todo lo que se hace por amor, se hace

más allá del bien y el mal…

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Hidalguía propone: …

nunca es tarde cuando la dicha es buena…

www.hidalguia.com.mx