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						De los diez pecados básicos, el único que no es 
						perdonado de inmediato, previa confesión, es el 
						robo el cual, para ser borrado requiere la 
						restitución de lo hurtado y, además cumplir la 
						penitencia. 
						
						
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						Entre los países que profesan la fe musulmana, es normal 
						amputar la mano del ladrón, a la siguiente, lo matan sin 
						mayores remordimientos y todo mundo quieto.
						
						
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						Se justifica el robo por hambre, sin que esa razón 
						propicie el abuso del hambriento sobre lo ajeno.
						
						
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						Por estos rumbos hidalguenses, abunda los cacos impunes, 
						viven sin problemas porque la autoridá es 
						sorda y ciega, más aún cuando los perjudicados son 
						pobres pastores de rebaños borregueros de mera 
						sobrevivencia.
						
						
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						Hace unos cuantos días, a un matrimonio de viejitos 
						pastores por el rumbo de Cuautepec, un grupo de 
						abigeos les arrebató sus 42 animales, dejándolos 
						chiflando en la loma, sin que sea posible detener a los 
						cacos cobardes hasta la fecha.
						
						
						
						
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						Hidalguía, 
						oportunamente avisó del atraco y solicitó apoyos 
						para estos ancianos, logrando una favorable respuesta de 
						los lectores quienes acudieron al llamado y algo han 
						reunido para suavizar la desgracia de los perdedores, lo 
						cual habla muy bien de la sensibilidad de la comunidad 
						que toca este medio de comunicación regional.
						
						
						
						
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						El robo de ganado de todo tipo es una plaga imbatible; 
						los ladrones entran en los ranchos con todo le necesario 
						para su trabajo; camiones, personal capacitado, 
						armamento de última moda y, sobre todo con total 
						inmunidad, pues los animales robados son llevados a 
						mercados donde ya es tradicional el trafique de lotes de 
						ganado robado. Cruzan varios estados, casetas de control 
						en las carreteras, ostentan guías ganaderas “legítimas”
						
						
						
						
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						Aquí en el vecindario, secuestran lotes de vacas 
						lecheras -35 vacas de un jalón-  y se dejan pedir 
						rescate -50% de su valor-  para regresarlas, y todos 
						contentos, pues nadie mete las manos para solucionar 
						esta realidad que agobia a los propietarios de hatos, ya 
						las ratas no miden el tamaño; todo son vulnerables de 
						ser saqueados.
						
						
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						En la zona serranía poblana, levantan inventarios 
						completos; casos hay de más de 110 reses de engorda 
						robadas en ranchos de ganaderos realmente profesionales, 
						sin que logren tan un solo “estamos 
						investigando” por parte de la auoridá 
						correspondiente. ¿Hasta cuándo?
						
						
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						El mentado “huachicol” sigue viento en 
						popa* pese a las promesas de abatirlo con la entrada de 
						todo tipo de guardias, militares, marinos, cuicos de 
						variada pinta y… sigue la oferta clandestina como si 
						nada; además, con el alza de precios en los 
						combustibles, el negocio del robo es mejor que nunca, 
						salvo que ahora hay actores poderosos, dueños de todo lo 
						que se mueve en su entorno, con cachuchas repletas 
						emblemas y grados en las hombreras sus portadores.
						
						
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						Afortunadamente Hidalgo mantiene el 
						primerísimo lugar en eso de atracar gasoductos. ¡Ánimo 
						paisanitos que todo el monte es órgano!
						
						
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						Día con día, nos enteramos de los fantásticos robos 
						realizados por los poderosos políticos de todos los 
						tiempos, lo de antes y los de ahora- son los mismos- 
						jijos todos del glorioso prí, jamás 
						desaparecido, ahora solo mal disimulado por los 
						peje-idiotas.
						
						
						
						
						
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						Sin falta, los grandes delincuentes nacionales, meten a 
						sus mamacitas, ñoras, segundos frentes, jijos y jijas 
						especializadas en la simulación de fortunas, comprando 
						residencias, negocios, abriendo cuentas en bancos 
						lavadores de los paraísos fiscales y bancos nacionales, 
						que para todos alcanzan los botines sustraídos.
						
						
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						Triste confirmar la vocación de la grillería 
						hidalgueña en eso de levantarse con el santo y la 
						limosna cuando su banda delincuencial los pone 
						donde hay… y cumplen; no hay día que no salgan a 
						relucir los chones de los osorios, los peluquines de los 
						karamelos, las corbatitas del angelito manolín, las 
						garras de los porros-góberes, en fin: la manada completa 
						recorre las praderas cual hienas insaciables… 
						¡órale!
						
						
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						Abel Quezada
						 
						
						
						Como el robo es un deporte nacional, la charrería ni 
						pinta, la competencia es saludable y prometedora, se 
						forjarán en las lides fraternales los futuros 
						saqueadores más capacitados, con mejores ejemplos a 
						seguir, con el respaldo de sus maestros llagarán muy 
						lejos y serán reconocidos por todas las naciones, cosa 
						de perseverar como lo hemos venido haciendo desde hacer 
						unos 500 años… nada como la experiencia.
						
						
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						Chucho el Roto, Ríos Galeana, Efraín Alcaraz “el 
						carrizos” la Banda del Automóvil Gris, Los Bandidos de 
						Río Frío y otros más fueron ladrones románticos, 
						personajes de leyendas y novelas famosas, a todos se los 
						cargó el pintor por sus hazañas y, de algún a manera, 
						quedaron a mano con la sociedad que los padeció, 
						prácticamente ninguno salió impune de sus fechorías, 
						frutos de sus tiempos y circunstancias.
						
						
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						Pero, nada comparable con los cacos actuales cuyas 
						cualidades los hacen sumamente peligrosos, pues campean 
						en la alta sociedad? en los ámbitos políticos, medios 
						diplomáticos, financieros, deportivos (nomás miren a la 
						encantadora anito güevara) religiosos de 
						todas las sectas, comenzando por sus respectivos 
						pastores?
						
						
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						Y, ¿dónde colocamos a los ladrones de esperanzas, 
						matadores de ilusiones? Esos que causan estragos 
						irreparables en grandes sectores de la ciudadanía, 
						esquilmada sistemáticamente por estos mentirosos, más 
						culpables que el peor de los bandoleros mencionados, muy 
						por encima del Ladrón de Bagdad o Alí Babá y
						Zalacaín.
						
						
						 
						
						
						
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						Irene Vallejo,
						
						
						mandó a la circulación su libro “El infinito en un 
						Junco” para contar magistralmente una aventura 
						que nos atañe a todos y maravilla a la Humanidad entera. 
						Pueden obtenerlo por los medios electrónicos del 
						comercio mundial desde cada domicilio (Amazon) Vale 
						infinitamente la pena. Voy en la segunda lectura del 
						prodigioso relato acerca de los libros del mundo 
						antiguo.
						
						
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						Wences Angulo, 
						localizó en el celeste imperio a Chucho el 
						Roto y le preguntó sobre sus andanzas terrenales 
						en México; le contestó don Jesús Arriaga:
						son puros cuentos…     
						
						
						 
						 
						
		
		
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