La  Historia la escriben los audaces; de los pendejos nadie se acuerda

Excalibur por José Manuel Toscana

La profunda  discrepancia  acerca de la mejor  manera de pronunciar una palabra, llevó a cruzar una apuesta de grueso calibre  entre los destacados lingüistas Arcadio Espinosa de la Torre   y Eugenio Gómez Trápala, de la gloriosa  “Academia del Tlapehue de Tulancingo” respaldados por sus respectivos y aferrados seguidores, testigos del reto.

Se  consultaron tumbaburros como el  Moliner, Laruse, de la irreal Academia de la lengua entomatada, la Familia  Burrón , entre otras obras de renombre y solidez escolástica, incluso fueron  a las mismas fuentes idiomáticas indoeuropeas, sin que aun se logre hacer luz en la  definitiva  recitación.

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Javier  Urrutia, El Tachis,  me avisa de las incongruencias que dejé plasmadas en Camelot, como el confundir  italiano Emilio Salgari, cronista de hazañas imaginarias de nobles piratas, corsario, filibusteros y bucaneros,  con el francés Julio Verne, visionario escritor  futurista de moda permanente.

También se debe difundir el hecho  de  que  el  Tachis Urrutia, junto con Blas Mondragón, son directores  artísticos  del coro infantil  integrándose ya con las voces aguardentosas  de varios preclaros correligionarios, quienes se dejaron llegar por Xicotepec, para ensayar  en los amplios salones del afamado figón  La Choza , la semana pasada, luego de  una azarosa travesía por la espeluznante carretera que sirve de lazo de unión  aventurado entre Tulancingo, y la serranía poblana.

Son  palafreneros de los polemistas partícipes en el disloque gramatical, quienes afinan sus privilegiados gañotes con marrascapaches de origen incierto, usualmente fayuquero, debidamente soportados con viandas y platillos bien  aliñados, los que ahora hacen giras artísticas cayendo  sobre poblados inermes donde llegan para  practicar  sus sentidos cánticos,  casi gregorianos,  mientras organizan  el debut artístico en su  pueblo, tal vez hoy en La Floresta , con motivo del  maternal festejo, el  inminente de los maestros y otros que se aglomeran en  el mes de  mayo.

No han  decidido  el nombre  del ensamble de sus expresiones nativas;  barajan algunos como: Los niños  bebedores del Napateco, Voces del lejano ayer, Memorias, melancolías y tinacales,  Gallaretas cantoras de Zupitlán. Todo sea en y por Amistad.

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“El  talento es profundamente injusto: No se puede transmitir” dejó dicho Vitorio Gassman, que algo sabía de arte  y representaciones.

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El Turismo, se  convirtió en la esperanza del mundo marginado que ofrece  sus íntimos  espacios a los hormigueros humanos que allanan impunemente sitios,  alguna vez, tranquilos, diferentes, al son de una moda nefasta, absolutamente reprobable que nada aporta a su ruidoso paso salvo basura, carestía, fomento del  falso folclor, comidas adulteradas, costumbres  impuestas, entre otras calamidades siempre ingratas, perniciosas.

Pero, pues la moda mundial nos alcanzó, ahora entre nosotros impone requisitos y en todas partes se  quiere ofrecer atractivos a los paseantes marubuntianos para que  gocen, beban, traguen y se diviertan donde sea y como sea, así  les vaya la salud y el escaso dinero en el intento de “ser  felices”.

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Desde las oficinas oficiales se ordena organizar a las fuerzas vivas de cada población para  impulsar el turismo, además, exigen programas, comités y obediencia a lo que, desde allá,  muy lejos, ordenan se haga, pues les urge  tener algo entre manos para justificar sus nuevos cargos, tal como sucede cada vez que cambiamos de presidente, gobernador y autoridades  municipales.

Y, pues  los vecinos bien intencionados, se debaten buscando qué ofrecer a los supuestos viajeros, los que si le dan al clavo, deberán traer dineros y progreso así sea a costillas de aniquilar lo poco que hemos dejado.

En Xicotepec,  se está formando este grupo entusiasta, decidido a dar la cara para que los supuestos beneficios del Turismo, nos lleguen de una buena vez para aliviar la angustiosa situación prevaleciente.

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No hay nada, si se revisa con humildad, qué ofrecer a los viajeros, por esos rumbos montañosos, pues carecemos de lo indispensable para soportar visitantes de una  manera civilizada, ordenada y productiva llegado el  caso.

Ese adefesio que le dicen La Xochipila , es una refinada muestra de horrores, los miradores en los caminos son basureros minuciosamente incrementados por los que acumulan desperdicios municipales producidos por nosotros, lugareños irresponsables,  puestos de fritangas insalubres,  infamantes, buenos para la propagación de males infecciosos, los arroyos y  caídas de aguas negras están totalmente contaminadas por drenajes y otros linduras, plantaciones abandonadas, potreros desiertos, la inseguridad galopante, carencia de transporte, reducida oferta hotelera, nula información, son algunas de las barreras a superar por estos aguerridos ciudadanos  de Xicotepec y, sin duda, en otros municipios igualmente atosigados por la absurda presión de “atraer turistas”.

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¿Qué hacer ante esa realidad de  nuestros limitadísimos potenciales  turísticos?

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Revisando en su prodigiosa memoria, el amigable componedor Wences Angulo, nos advierte: “— La  Historia la escriben los audaces; de los pendejos nadie se acuerda”.

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Funciona, desde el viernes seis, el tramo carretero largamente prometido entre El Tejocotal y Tlaxco, con un recorrido de 63 Km ., en algo más de media  hora.

El costo por transitar en la nueva semiautopista, es muy elevado para los camioneros que necesitan, como agua de mayo, buenos caminos pero a su alcance, pues los ahorros de combustible, tiempo y desgaste de los armatostes, están lejos  de ser atractivos y compensar el costo de las tarifas anunciadas.

Ya se organizan los fleteros profesionales de esos parajes, son miles, para llevar ante los encargados del manejo de esas vías de cuota en la capital poblana, una revisión cuidadosa y apegada a la realidad de los precios apenas establecidos.

Ojalá sean escuchados, tomadas en cuenta sus observaciones para el beneficio real de los que estamos inmersos en los caminos, que ni más ni menos,  somos la TOTALIDAD de la población, ya que únicamente  contamos con ruedas para entrar a estos rumbos y salir a la civilización.

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Las canciones favoritas de los coristas viajeros de Tulancingo, son aquellas que nos llevan  a recordar nuestro primer  beso de  amor, ese que no ha servido de  medida para todos los que hemos disfrutado a lo largo de nuestra prolongada  existencia. Aquellos besos que nos abrieron las puertas del futuro y nos hicieron soñar, perfumando por siempre nuestro corazón.

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¿Entre esa caterva coral, ¿A quién le dicen “el fríjol  bayo”?

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Don Julián vivía solo, en la más sola de las chinampas de Xochimilco, en una choza de ramajes vigilada por las muñecas y los perros. Las muñecas rotas, recogidas de los basureros, colgaban de los árboles. Ellas lo protegían contra los malos espíritus; y cuatro perros flacos lo defendían contra la mala gente. Pero ni  los perros ni las muñecas, sabían espantara las sirenas. Desde el  fondo de las aguas, lo llamaban. Don Julián tenía sus conjuros. Cada vez que las sirenas venían a llevárselo y cantaban las letanías que repetían su nombre, él las echaba contracantando:

Lo digo yo, lo digo yo,

que me lleve el Diablo, que me lleve  Dios,

pero tú no, pero tú no.

Y también:

Vete de aquí, vete de aquí,

dale a otra boca tu beso fatal.

pero no a  mí, pero no a mí.

Una  tarde, después de preparar la tierra para sembrar calabazas, don Julián se puso a pescar en la orilla. Atrapó un pez, enorme, que él conocía  porque ya se le había escapado dos veces,  y cuando le estaba arrancando el anzuelo, escuchó voces que también  conocía.

…Julián, Julián, Julián…  cantaban las voces, como siempre. Y como  siempre don Julián, se inclinó ante las aguas, donde ondulaban los reflejos  rojizos de las intrusas, y abrió la boca para entonar sus infalibles  contracantos.

Pero no pudo. Esta vez, no pudo. Su cuerpo, abandonado por la música, apareció flotando a la deriva entre las chinampas.

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Amigos cabales, de los que no se repiten, están sitiados por el sufrimiento que los trinca sin aflojar sus garras tenaces. Por más que hacemos para distraernos de la terrible imagen del dolor acumulado durante muchos meses, sus queridos rostros y los recuerdos que nos unen, se nos vienen encima dejándonos sin palabras ante la incertidumbre.

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José Luis Ganem Escalante, en Tulancingo y Gabino Solis López, en Xicoctepec, con ustedes cerramos filas legiones de amigos, que eso nos  conforte y alivie a todos en estos momentos.


José Manuel Toscana

C. Elec. j1939t@prodigy.net.mx

 

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