José Manuel Toscana Escribe con Hidalguía: ¿Cómo les fue con sus candidatos?

Cómo les fue con sus candidatos? ¿Ganaron? ¿Les hará justicia la revolución? Como en gustos se rompe en géneros… y en petates buenos cueros…pues felicidades si se cumplieron sus deseos.

José Ponce, candidato por el PRI a la presidencia de Tulancingo
José Ponce Sosa (PRI)

Ricardo Bravo, candidato por el PRD a la presidencia de Tulancingo
Ricardo Bravo Delgadillo (PRD

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          En Tulancingo, los poquitos que fueron a votar, apalearon a los priístas locales abrumadoramente; rechazaron las pretendidas imposiciones, los amarres de los fregones regionales y la jactancia de unos cuantos creyentes de que todo es de ellos y merecen seguir mangoneando.
         Tulancingo, cambia el colorido partidista, ojalá no sucede como fue con los panistas, incapaces ellos, quienes no supieron de qué se trató llegar a la presidencia municipal, aventando todo vulgarmente por la ventana.
         Las tentaciones son muchas, la ambición es grande, la soberbia ciega a sus feligreses.

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En Hidalgo, el rechazo al priísmo crece sin cesar, no importa qué hagan los engreídos capitostes, ahora bajo la sombra fatal del madreadismo, caro, muy caro, pagarán el desastre que representa ese individuo y sus seguidores en Hidalgo, como el resto del país. La muestra está aquí y ahora. ¡Aguas!

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          El bajón priísta en Hidalgo, siempre anunciando abusivamente “carro completo” no es cosa de última hora; se ha incubado a lo largo de años de arbitrariedades, sordera, prepotencia, impartidas desde el centro chicharronero hidalguense, ahora en vías de extinción.
         La burla faramallera para elegir gobernador, no tuvo cuate, ahora pagan las consecuencias; la burda faramalla organizada para elegir candidato en Tulancingo, ya les dio resultados y salieron como el cuetero.
          Perdieron más de medio estado dejando un reguero de cadáveres insepultos, todos priístas descontentos, por los procederes imperiosos, quienes respaldaron otras banderas partidarias, con resultados abrumadores en contra de los favoritos, copias del moretón.
Ya podrán buscar, inventar y encontrar culpables, alegar lo que quieran, hacer cuentas consoladoras y prometer corregir el rumbo torcido que mantienen, no conocen otro, con miras al certamen nacional por la presidencia de México: Perderán.

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         Muchos años, demasiados, habían transcurrido sin que los gorilas volvieran al poder en Suramérica, pero pues ya están aquí, regresando con todo y selva incluida, petrolizados, ofensivos, brutales.
Ese individuo afrentoso controlador violento de Venezuela, da la nota olvidada, con tonos desafinados, desafiantes.
         Pobre de aquel país, miserable condición que produce alimañas de tal calibre.
         Muchas lágrimas, dolor innecesario, alejamientos estériles y otras calamidades nos llegan por todas partes, sin que la debamos pero si la pagamos. ¿Por qué?

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          En 1830, el cónsul norteamericano en La Guaira, J.G. Williamson, profeta y protagonista de la desintegración de la Gran Colombia, envió al Departamento de Estado, un certero informe.
          Con un mes de anticipación, anunció la separación de Venezuela y el fin de los aranceles que no convienen a Estados Unidos.
          Simón Bolívar ha muerto el 17 de diciembre. Otro 17 de diciembre, hace once años, había fundado la Gran Colombia, que nació de la fusión de Colombia y Venezuela y sumó luego a Ecuador y Panamá.
          La Gran Colombia ha muerto con él.
          Otro cónsul norteamericano, William Tudor, ha contribuido desde Lima a tejer la urdimbre de la conspiración contra el proyecto americano de Bolívar, el peligroso loco de Colombia.
          No sólo preocupaba a Tudor la lucha de Bolívar contra la esclavitud, mal ejemplo para el sur de los Estados Unidos, sino también, y sobre todo, el engrandecimiento excesivo de la América liberada de España.
          Con toda razón ha dicho el cónsul que Inglaterra y Estados Unidos tiene razones de Estado comunes y poderosas contra el desarrollo de una nueva potencia.
          El almirante británico Fleming, mientras tanto, iba y venía entre Valencia y Cartagena alentando la división.

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Este ha sido el pasado común y, como vemos, será el futuro común del continente iberoamericano: Dividido.

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         En 1889, París festejó, con una gran exposición internacional, los cien años de la revolución francesa.
          Argentina mandó una variada muestra de frutos del país. Entre otros, mandó una familia de indios de la Tierra del Fuego. Eran once indios, ejemplares raros, una especie en extinción: los últimos onas estaban siendo aniquilados, en esos días, a tiros de winchester.
          De los once onas enviados, dos murieron en el viaje. Los sobrevivientes fueron exhibidos en una jaula de hierro. “Antropófagos sudamericanos” advertía el cartel. Durante los primeros días, no les dieron nada de comer. Los indios aullaban de hambre. Entonces, empezaron a arrojarles algunos pedacitos de carne cruda.
         Era carne de vaca; pero nadie quería perderse aquel espectáculo horripilante. El público, que había pagado entrada, se agolpaba en torno a la jaula donde los salvajes caníbales disputaban a zarpazos la comida.
         Así fueron celebrados los primeros cien años de la Declaración de los Derechos Humanos.

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          Ha de ser irresistible hacer declaraciones frente a micrófonos, grabadoras periodistas u lo que sea con tal de sentirse importantes, como le sucedió al tarambana que anda diciendo que los jotos y lesbianas serán la salvación del turismo hidalguense.
          Que el atormentado territorio tiene condiciones propicias para este tipo de visitantes – y nosotros, inocentes, sin saberlo— por lo cual difundirán esas ventajas sexualoides o las que sean, para levantar el alicaído sector turistero..
          No, si les digo, vamos adelante con viento de pura cola.

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          Por no dejar, el gober Osorio, aseguraba que la concurrencia de votantes sería copiosa, a sabiendas de que no sucedería tal cosa, dadas las furris condiciones de vida prevalecientes entre la inmensa mayoría de los súbditos que representa.
          Nunca, como ahora, Hidalgo estuvo tan mal: endrogado hasta las chanclas, sin empleos, sin obras relevantes, sin programas valederos, desmadrado, desunido, acalambrado.
          El paso del huracán anmanuso, fue catastrófico y aun pretende, le regalen una senaduría para seguir colgado en la ubre seca de Hidalgo, nomás falta que se le haga tamaño disparate. Pero, la lucha, se hace, ¿Verdad, manolín?

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          Tampoco le atinan para sofocar el enfrentamiento religioso entre las tribus que disfrutan de la gran vida en el riquísimo Valle del Mezquital, sobrados de tiempo y dinero como para darse tales lujos de pelear por un dios, con minúscula en este caso.
         La intolerancia religiosa, es un veneno mundial; por todas partes surge y aporta racimos de muertos, mártires para cada bando, quienes seguramente continuarán dándose golpes en el más pa´llá.
         Desde mi simple condición de iletrado sin prejuicios, pagano politeísta, me resulta incomprensible tanta estupidez y, peor aun, los que fomentan que perdure, llevando agua a su molino.

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En los asuntos religiosos, desde siempre, se propalaron diversas versiones de mandamientos de origen divino, como los atribuios a Buda, unos 400 años de nuestra era.
Ya reeditados en un formato judeo-cristiano para facilitar la compasión, van quedando así:
No quitarás la vida a otro; No tomarás lo que no se te ha dado; No mostrarás un comportamiento sexual indebido; No dirás falsedades; No tomarás bebidas alcohólicas; No comerás después del medio día; Evitarás las diversiones del mundo; No te pondrás adornos ni perfumes; No dormirás en lechos altos o lujosos; No aceptarás ni oro ni plata.

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Generalmente solo monjes y monjas budistas seguían los diez mandamientos completamente.

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Wences Angulo

Recordando una frase bíblica que viene al puro pelo en tiempos de elecciones, Wences Angulo, nos dice: “—Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”.

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