José Manuel Toscana Escribe con Hidalguía. Politiquitos Hidalgueños

Excalibur
por José Manuel Toscana

martes 24 de febrero del 2009.

Triste la pantomima al peor estilo maromero de circo pobre, presentan los politiquitos hidalgueños, saltando de rama en rama –al fin changuitos- para no caerse del raquítico presupuesto -al fin dinero- del triste mezquite –al fin seco- del asolado estado –al fin- lamentable de Hidalgo.

Cambian de chamba y atributos como bufones convertidos en supermanes, creyéndose capaces lo mismo de un barrido que un fregado, según les ordene su amo, el encomendero mayor, pero sabiendo que valen una pura y celestial.

Los resultados de tales maneras de proceder en los ambientes politiqueros están a la vista de todos: nada funciona en Hidalgo, salvo los asuntos particulares de cada uno de los favoritos, como acontecía en las viejas cortes medievales, donde las patadas se oían bajo la mesa redonda, cual mulas en machero.

Pobre –lamentable- estado de Hidalgo ¿Qué pecado imperdonable habrán cometido sus despreciados, burlados, ciudadanos que tal manera los castigan pitorreándose de ellos? ¿Hasta cuándo?

Sale Zorrilla Pérez del bote donde cayó cuando le quitaron la cobija protectora sus patrones, pagando pecados propios y ajenos, calladito, aguantando la durísima vara para no balconear a los principales responsables-beneficiarios del crimen contra el periodista Buendía, hace 25 años.

Los fantasmas regresan con recuerdos de aquellos días felices de los porros universitarios hidalgueños, que tanto renombre perverso trajeron a la triste entidad por las atrocidades impulsadas, protegidas, capitalizadas, festejadas luego, ampliamente recompensadas, desde las alturas del poder; padecidas sin consuelo por el pueblo agraviado hasta la vileza, como Tulancingo recuerda pese a las apariencias de olvido de aquellos tiempos ignominiosos. Triste, como nunca antes, se contempla el lamentable estado de Hidalgo.

Se les enchina el cuero o se les encuera el chino… a los socios de Antonio Zorrilla, si se le antoja pedirles cuentas de los dineros y traiciones de aquellos y estos tiempos.

Cierra los ojos y verás… nos recomienda Wences Angulo, contemplando los despojos hidalguenses.

Escrita en 1982, la novela se convierte en un retrato perfecto del México mediando el siglo pasado… idéntico a los días que estamos viviendo en cada detalle ahí narrado.

Cuenta, Luís Spota, las aventuras de un gigoló profesional que regresa al país luego de su expulsión en 1950, cuando se bailó a varias de las famiglias robolucionarias mexicanas en plena expansión, con el ratón miguelito alemán al frente, haciéndose pasar por el príncipe italiano Hugo Conti, falso título que le abrió puertas y piernas de la sociedad rastacuera naconal.

Perfeccionados los métodos, con títulos nobiliarios adquiridos, modales refinados, buena presencia y cara dura, acepta la invitación de un junior para hacer negocios de polendas con el gobierno saliente y el que llegará, pues el chamacón pertenecía a los clanes dueños de la patria herida de muerte, pero derramando petróleo a pozos llenos.

Sandro Grimaldi, conde de Altavista y Palmas, regresa comprobando que todo sigue igual en México, pese al crecimiento, riqueza y modernidad; en la base y en el poder las cosas siguen el mismo ritual de impunidad, prepotencia, abuso y desmesura que conoció cuando era consentido por los amos mexicanos, 25 años atrás.

Dense un momento de gozo escalofriante, disfruten de la narrativa privilegiada de Spota, periodista, escritor, cineasta sin par en nuestro país, leyendo “Casi el paraíso” y luego “”Paraíso 25” entenderán muchas de las cosas que suceden en México y sus ranchitos –como Hidalgo- convertidos ahora, en predios particulares de unos cuantos que disfrutan como enanos -varios lo son de hecho- de circo pobre.

Ganarán mucho conociendo los entresijos del poder, presentados por un finísimo observador de primera mano, de los acontecimientos que trajeron la desgracia para México, tal como ahora confirmamos al conocer los enjuagues que hacen para no soltar -ni muertos- el güeso, a lo largo y ancho de un país acorralado, agotado, secuestrado por manos irresponsables que solo atinan al reparto de los despojos en cada estado, en cada municipio en cada aldea… casi el paraíso.

Uno de tantos percances carreteros, en este caso, un tráiler con las compuertas rotas desparramó en la estrechísima carretera entre Xicotepec y la Virgencita, 40 toneladas de grano, convirtiendo la lluviosa madrugada del martes pasado en un infierno para los viajantes durante más de 10 horas.

Nadie toma el control vehicular, cerrando el paso a los camiones enormes para que no sigan avanzando mientras despejan el campo; dejan llegar a los transportes hasta convertir en un tapón gigantesco el precario camino, causando desgase innecesario a todos, ya que no hay manera de retroceder , y orillarse en esos senderos serpentiginosos.

Si las muchas policías que nos cuidan, llamaran a sus colegas en Huauchinango, Necaxa, La Ceiba y hasta Poza Rica, los camioneros serían advertidos del accidente para que estacionaran su moles rodantes mientras se hacen los ajustes de tráfico a consecuencia de los percances.

Todos contentos, menos peligros y gastos, responsabilidad compartida entre los protagonistas de los accidentes causantes-agraviados-autoridades por los accidentes muy incrementados debido al intenso tránsito, noche y día. ¿Será mucho pedir?

Siguiendo la travesía de las mujeres para encontrar la equidad de género, encontré varios personajes de inmenso valor para la Humanidad, pero con criterios contrarios a la mujer, por ejemplo:

Aristóteles sabía lo que decía: “-La hembra es como un macho deforme. Le falta un elemento esencial: el alma”

Las artes plásticas eran reinos prohibidos a los seres sin alma. En el siglo dieciséis, había en Bolonia quinientos veinticuatro pintores y una pintora.

En el siglo diecisiete, en la Academia de París, había cuatrocientos treinta y cinco pintores y quince pintoras, todas esposas o hijas de los pintores.

En el siglo diecinueve, Susana Valadon, fue verdulera, acróbata de circo y modelo de Toulouse Lautrec. Usaba corsés hechos de zanahorias y compartía su estudio con una cabra. A nadie sorprendió que ella fuera la primera artista que se atrevió a pintar hombres desnudos. Tenía que ser chiflada.

Erasmo de Róterdam, sabía lo que decía: “-Una mujer es siempre mujer; es decir: loca”

Si no sabes hacer nada, ni tienes convicciones, si todo te da igual, si te importa caer o quedar colgado, si tienes paladar de puerco –comes de todo tipo de basura- si te da lo mismo ir que regresar, si todo lo ves con ojos ajenos, si tu criterio es el de otro, si cambias de chaqueta y atuendo, maquillaje, peinados de volada como si trabajaras en un menesteroso circo, donde el taquillero también vende globos o da maromas, o el payaso se vuelve domador de tigres flacos, si la orquesta la integran los barrenderos de la pista, no te preocupes tienes chamba segura en el gobierno hidalgueño, donde todos son re ´buenos pa´todo, según vamos conociendo con tantos, como inútiles, cambios de mascaritas carnavaleras pero con sueldo seguro y carrera garantizada, de lo que sea su voluntá… siñor. ¿Hasta cuándo?

Nada más el gasto en tarjetas de presentación de los que llegan y las ya inútiles de los idos, es una lana sin considerar que, con los favoritos, entran una bola de cuates –equipo- le llaman a los aviadores y zánganos que hacen la cohorte de los chiirrisquines, quienes con aires de aburrido pavo real, van llenando el cascarón de un sistema agotado- por ellos mismos- sin ayuda de nadie. Así son de fregones los parásitos que han hecho de la entidad, bastión de riqueza y progreso personal ¡Aleluya!

En 1601, hace veinte años que España reina sobre Portugal y todas sus colonias, de modo que puede un español pasearse por el mundo sin pisar tierra extranjera.

Pero España es la nación más cara de Europa: produce cada vez menos cosas y cada vez más monedas. De los treinta y cinco millones de escudos nascidos hace seis años, no queda ni la sombra. No son alentadores los datos que acaba de publicar aquí don Martín González de Cellorigo, en su Memorial de la política necesaria: por obra del azar y de la herencia, cada español que trabaja mantiene s treinta.

Para los rentistas, trabajar es pecado. Los hidalgos tienen por campo de batalla las alcobas; y crecen en España menos árboles que frailes y mendigos.

Camino de Génova marchan las galeras cargadas con la plata de América. Ni el aroma dejan en España los metales que llegan desde México y el Perú. Tal parece que la hazaña de la conquista hubiera sido cumplida por los mercaderes y los banqueros alemanes, genoveses, franceses y flamencos.

Vive en Valladolid un muchacho cojitranco y miope, puro de sangre y con espada y lengua de mucho filo. Por la noche, mientras el paje le arranca las botas, medita coplas. A la mañana siguiente se deslizan las serpientes por debajo de los portones del palacio real.

Con la cabeza hundida en la almohada, el joven Francisco de Quevedo y Villegas, piensa en quien al cobarde hace guerrero y ablanda al juez más severo; y maldiciendo este oficio de poeta se alza en la cama, se restriega los ojos, arrima la lámpara y de un tirón se saca de adentro los versos que no le dejan dormir. Hablan los versos de Don Dinero, que

nace en las Indias honrado,

donde el mundo le acompaña,

viene a morir en España

y es en Génova enterrado.

Zorrilla, apellido de origen portugués, significa: “… antiguo apodo de las personas astutas y solapadas… arrastrar… vulpeja”

Enciso, apellido de origen latino, significa: “… lugar donde salen a pacer las ovejas”

Instalado en su curul de La Floresta, advierte Wences Angulo: “… no podemos matar el tiempo sin herir la eternidad”

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