José Manuel Toscana Escribe con Hidalguía. Cacao

Cacao

José Manuel Toscana: Excalibur

Profecías a: j1939t@prodigy.net.mx

Viernes 28 de noviembre del 2008.

Ecuador, país desconocido por la mayoría de los mexicanos, tiene asuntos resueltos que nos pueden dar la pauta para salir del barranco donde hemos caído rodando entre la indiferencia, irresponsabilidad e ignorancia, debidamente asesorados por organizaciones oficiales dedicadas al campo y sus miserables campesinos y empobrecidos agricultores; sin dejar muy atrás a los particulares metidos en los pantanos agropecuarios, cada día más acorralados por las fronteras abiertas, las mentiras repetidas y otras calamidades que han llevado todo lo relacionado con el campo, al estado agónico donde estamos, hoy por hoy.

Ecuador, produce cacao de sabores y calidades desconocidos entre nosotros. Durante siglos entregó el fruto a traficantes que pagaban corcholatas lo valorado en dólares.

Decidieron unirse, unas 850 familias de cacaoteros, formaron una empresa cooperativista y, a vender chocolate a los empresarios más exigentes del mundo, afinando detalles de cultivo, cosecha, producción, empaque. Están ganando un dinero que jamás habían imaginado existiera, ahora que controlan el grano desde la selva amazónica, a las barras del consumo final.

No hay punto de comparación entre las condiciones de trabajo en las riberas del Amazonas y las facilidades que podemos tener en Xicotepec, no se diga Tulancingo, para producir alimentos de calidad a precios competitivos, frente a los más experimentados que concurren a los mercados nacionales.

El secreto está en la disposición de capital suficiente, planes económicos de escala rentable, trabajo organizado cuidadosamente, tecnología de primera mano, disponible y a nuestro alcance.

Es un grave error repartir el poco dinero existente entre cientos de raquíticos proyectos productivos que, al final, revientan invariablemente, pues no están fundamentados en la realidad, ante la menor falla, descuido y si hay cambios en las condiciones planteadas de inicio, si fluctúan, se derrumban, fracasando en todos los frentes con el desánimo de los involucrados, diluyendo capitales y, lo más grave: perdiendo tiempo pues no hay manera de reponerlo.

Y otra vez, volver a empezar, como maldición, cada vez más debilitados. Hay productos de consumo y valor sostenidos, para no caer en la competencia desmedida entre los que llevan –por ejemplo- jitomates a una verbena saturada, con precios volátiles, desleal, pues la oferta de precio manda sobre lealtades. El truco está, como los quechuas ecuatorianos, en la originalidad, calidad, sobre todo, volumen que haga posible sostenerse, mejorar y ganar dinero. De no ser así, perderemos, invariablemente.

También quienes tienen posibilidad de hacer las cosas por su cuenta, repiten el modelo de armar proyectos agropecuarios, sin tomar en cuenta –para corregirlos- los mismos detalles que hacen fracasar a los comuneros con apoyos del gobierno.

Queriendo ser originales planean cultivos exóticos, de alto riesgo y tecnología complicada, como producir vainilla de invernadero en sitios como Tulancingo, totalmente fuera de lugar y demasiado costoso para los resultados finales, además de enfrentar las importaciones que mandan al mostrador el prodigio de olor y sabor -que es la vainilla- con producciones enormes los países donde la cultivan intensamente a costos y precios de remate.

Cosa de ver las tablas de precios, consumo y producciones de vainilla, disponibles para el que le interese. ¡Ojo!

Ecuador produce cacao amazónico afrutado, el criollo que sabe a nuez, el forastero, el trinitario y el mejor, una exquisita variedad el cacao nacional.

Desde chavales nos han mareado con el cuento del origen del cacao estaba las selvas del sureste mexicano. La verdad: el cacao es amazónico, como la totalidad de los chiles, incluido el habanero yucateco, que recién le sacaron carta de nacimiento balín, solo para hacerle al cuento.

Durante años, conseguir un buen chocolate en México, era imposible; las componendas oficiales y las complicidades de particulares, hicieron un coto cerradísimo en torno al cacao, llevándolo al desastre que arruinó el preciado manjar de la naturaleza.

Funcionaban igual el Instituto del café y el del cacao, ya vimos y padecimos, lo que ahí cocinaron entre todos: Fortunas al vapor de unos cuantos, abandono irremediable del campo, fraudes impunes, quiebras arregladas y ruinas, muchas ruinas, que nos pesan como la piedra del Pípila, de paso, también otra mamufada.

Actualmente los chocolateros ecuatorianos están incorporados, exitosamente, a la organización Slow Food, de Turín, Italia, donde se presentaron en la conferencia Terra Madre, en octubre pasado, tema conocido, dominado, por Julia Ortega Carballo, aquí nomás en Xicotepec. ¿Por qué no Le preguntamos cómo se deben hacer las cosas?

Barack Obama tiene, como principal capital político, la confianza que inspira a los ciudadanos, al tiempo que alienta en ellos y buena parte del mundo, las mejores causas que dieron nacimiento a Estados Unidos. Llega en el momento indicado, para enfrentar un desastre impensable en ese país prototipo del mayor éxito de nación alguna en la Historia, en todos sentidos.

Tulancingo, pronto llegará a las manos de Márquez Alvarado, en las peores condiciones posibles, impensables, si conocemos la trayectoria del Municipio lacerado.

Ya viene corcoveando Tulancingo desde hace muchos años; abandonados los motivos bien fundados de orgullo por el ambiente de trabajo, visión, prosperidad que tan naturales fueron en estos rumbos.

Tulancingo fue convirtiéndose en botín de unos cuantos, casi siempre los peores ciudadanos disponibles, pero eso sí, los más abusados. Fue convertido en un espacio para que cada quien haga lo que su más regalada gana o capricho ordene, se fue perdiendo la unidad, la coherencia, por consiguiente, los ideales, para quedarse sin una sola bandera por la cual luchar, es una mala caricatura de sí mismo.

¿Por dónde iniciará Jorge Márquez la recuperación de Tulancingo? ¿Pondrá las bases para dar pasos firmes y limpiar la casa? La confianza tendrá espacio si el grupo que ayude a Márquez, corresponde a las promesas de transparentar cada uno de los renglones torcidos de una administración en fuga, pues si tapa los desmanes cometidos por los que se van, habrá perdido la primera parte en los primeros días, y será puesto en duda lo que se proponga realizar.

Tulancingo, tendrá 200 millones de pesos presupuestados para 2009; por ahí de 16 y medio millones mensuales; divididos entre 2000 empleados que mantiene el municipio, da un promedio mensual de $8,333.34 por piocha. ¿Cuántos empleados ganan menos y cuantos más del promedio? La realidad es que el presupuesto se va en salarios. El resto disponible viene de otras fuentes ajenas, más restringidas ahora por las causas financieras que padecemos, propias y ajenas.

Por eso la importancia –fundamental- de conocer el origen y destino de los pocos pesos disponibles.

Todos estaremos tranquilos si las cuentas municipales se conocen cotidianamente, publicadas en las puertas del Palacio Municipal, comprensibles para tiros y troyanos.

Una vez depurada la lista de empleados, sobran mil, se les mejora el ingreso y prestaciones, pero con resultados a la vista de todos. ¿Está peliagudo el asunto?

Las obras públicas, las reparaciones indispensables, el mantenimiento del Municipio, son costosas, pero lo es mucho -encareciéndolo- más por lo que se llevan los hacedores de esas chambas, más allá de la utilidad de los contratistas.

Alguna vez me dijeron -desde adentro- que Tulancingo, “deja” unos cien mil pesos diarios, fuera de control, para los que parten el queso. Las “buscas” pueden ser reales o inventadas nacidas del abuso, de complicidades, extorsiones o permisivas, venta de injusticia, ocultamiento de la justicia, ceguera en la impartición de injusticia, provenientes de cada renglón donde los ciudadanos tratan con “la autoridá.”

Todo esto y otras cosas, aún más tristes, la conoce Jorge Márquez, pese a ello, insistió en presidir los destinos de Tulancingo durante tres años. Ya está donde por tanto tiempo quiso estar.

Si da un sólo paso rumbo a la transformación para bien de Tulancingo, serán tres años como un suspiro de alivio; pero si retrocede un sólo paso o queda inmóvil, ese tiempo será como tres minutos… bajo el agua.

Por las rapadas montañas de la serranía poblana, bien conocemos eso de “bucear” tres, seis, nueve, doce, quince años y más bajo el lodo que reparten generosamente los engendros que han pasado como desgobernadores.

Por las miserables comarcas hidalguenses, bien conocen eso de bucear tres, seis, nueve, doce, quince años y más, bajo lodazales arrojados desde el gobierno estatal, con ayuda experta de la mayoría de los presidientes municipales del lamentable estado de Hidalgo. ¿Quién se salva?

María Cristina de la Concha, regresa de un prolongado viaje llevando en el pensamiento y en su corazón, a Tulancingo. Cruzó el continente para llegar a Bolivia, Chile y Argentina.

Destacamos los mexicanos, por la infinita violencia generada por los intereses chocantes de poderosos rivales del narco-político-empresarial negocio que tiene al país, en la mira del mundo.

Por eso es importante lo que gestiona y realiza –brillantemente- María Cristina, pues ofrece otra cara de nuestra patria, de sus valores culturales y emociones genuinas, ante naciones hermanadas por el idioma, religión, costumbres y muy, pero muy semejantes problemas sociales, culturales y artísticos. ¡Bienvenida, de la Concha Ortiz, gracias por la buena imagen proyectada!

Gastón, nombre de origen germano, significa: “… extranjero… huésped… enemigo”

Margarita, nombre de origen latino, con implicaciones del persa y sánscrito, significa: “… perla… criatura de luz… ramo de flores”

Hoy, alégrense con Papiniano y Mansueto, Urbano, Crescente, Eustaquio, Florenciano y Sóstenes… si les resta valor, Mañana vayan con Saturnino y Paramón con sus 374 compañeros de martirio. ¡Órale!

Que no olvide Jorge Márquez:

Gobernar es rectificar.

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