José Manuel Toscana Escribe con Hidalguía: Se acabó el Poder, se acabo el Amor!!!

“-Un gallego entra al palenque de gallos de combate, con un pato; un serranito apuesta a favor del pato; viene un manipulador priísta y hace ganar al pato”

“-Orgulloso un peruano presumía las 20 hectáreas de ruinas en Machu Pichu. Un rencoroso mexicano reviró: “-Eso no es nada, en México tuvimos un pinche guicho que arruinó 2 milllones de kilómetros cuadrados”

El que se ríe, se lleva.

El Ratón Macías, tan ilustre como inflado boxeador tepiteño, hace muchos años, era aclamado por la muchedumbre: a tiro por viaje, salía con su sangronsísimo: “-Todo se lo debo mi mánayer y a la Virgencita de Guadalupe”

Al tiempo, de la mano de un gánster del boxeo Jorge Parnásus, con su mánayer palero Rosales y la protección de Andrade un magnate ganadero tuxpeño, el afamado Ratón llegó a pelear por el título mundial de peso gallo, frente al franco argelino Alfonso Halimi a su vez, vasallo de la Virgen de Lourdes.

Por angas o mangas el combate pospuesto varias veces; finalmente se realizó ante la expectativa de todo México que puso en los guantes del pugilista el honor, la esperanza, fuertes apuestas y unas ganas locas de ganar algo, lo que fuera, o sea la siempre anhelada revancha nacional luego de tantas y prolongadas derrotas en todos los frentes. Era la luz renovadora Raúl Macías, que si se llama el Ratón de Tepito.

Para ganar sumas de dólares imposibles en México, el combate se pactó en California, cancha del griego promotor. Los paisanitos afortunados que pudieron viajaron a Los Ángeles empeñaron hasta el alma con tal de apoyar al campeón nacional frente al masiosare Halimi , por aquello del extraño enemigo.

Ya encaramados en el cuadrilátero, el Ratón colocó un estandarte de la Guadalupana en su esquina; Halimi en la suya la imagen de Lourdes. .

Las dos Vírgenes frente a frente. El combate trascendía al planeta llegando al reino celestial, representado gallardamente por sus madreadores y devotos hijos en el sangriento coliseo.

Por designios superiores, inexplicables para los millones de fanáticos, el Ratón perdió ante Halimi rotundamente. Medio siglo después los mexicanos seguimos preguntándonos: ¿Perdió la Virgen de Guadalupe o ganó la extranjera de Lourdes?

“-El último favor que me hizo la virgencita de Juquilita, fue que en cuanto yo escuché el ruido, lo único que le pedí que mis hijos no sufrieran, y me lo concedido porque su muerte fue instantánea” “-Mi fe no se quiebra, no se rompe, porque yo se que la virgen de Juquilita está conmigo” dijo María Teresa Cortes, sobreviviente de un camión desbarrancado repleto de peregrinos poblanos que regresaban del santuario mariano de Juquila. (El Guardían, nov.8.07)

Ni con la manía que tengo por entender la vida, me alcanza para casos así.

En 1810, abriéndose paso entre cortinas de polvo, la multitud atraviesa el pueblo de Atotonilco. “-¡Viva la América y muera el mal gobierno!”

El padre Miguel Hidalgo arranca de la iglesia la imagen de la Virgen de Guadalupe y ata el lienzo a la lanza. El estandarte fulgura sobre el gentío.

“-¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe! ¡Mueran los gachupines!”

Fervor de revolución, pasión de la religión; la campana ha repicado en la iglesia de Dolores, el cura Hidalgo llama a pelear y la Virgen mexicana de Guadalupe declara la guerra a la Virgen española de los Remedios.

La Virgen india desafía a la Virgen blanca, la que eligió a un indio pobre en la colina del Tepeyac marcha contra la que salvó a Hernán Cortés en la huida de Tenochtitlán.

Nuestra Señora de los Remedios será vestida de generala y el pelotón de fusilamiento acribillará el estandarte de la Guadalupana por orden del virrey.

Madre, reina y diosa de los mexicanos, la Virgen de Guadalupe se llamaba Tonantzin, entre los aztecas, antes de que el arcángel Gabriel pintara su imagen en el santuario del Tepeyac.

Año tras año, acude el pueblo a Tepeyac, en procesión: “- Ave Virgen y preñada, Ave doncella parida” sube de rodillas hasta la roca donde ella apareció y la grieta donde brotaron las rosas.

“-Ave de Dios poseída, Ave de Dios más amada” bebe agua de las fuentes. “-Ave que a Dios hace nido” y suplica amor y milagros, protección, consuelo “-Ave María, Ave, Ave”

Ahora la Virgen de Guadalupe, avanza matando por la independencia de México.

Extraña Jorge Pérez Rodríguez, la pureza de los paisajes de la montaña poblana, comenzando con el que se nos ofrecía a los viajantes desde los bordes de la enorme barranca, saliendo de Huauchinango.

Pese al desmedido deterioro que les propinamos a estas montañas, siguen deslumbrando a quienes las conocen por primera vez pero conmoviendo tristemente a los que sabemos cómo eran unos cuantos años atrás.

Sin reposo las vamos rellenando de basurales meticulosamente generados en las ciudades, poblachos y caseríos circundantes; los arroyos alimentadores de las presas de la hidroeléctrica arrumbada de Necaxa, son caudales de aguas negras, celosamente arrojadas a sus causes por la estulticia de las ineptas autoridades y nuestra brutal indiferencia, desde siempre.

Personal sobrado de inteligencia construye caseríos de mala muerte, restoranes rascuaches y mugrosos talleres que avientan sus deshechos a las de por sí, emporcadas aguas de las presas azolvadas hasta la inhabilitación, además se dan el gusto de pescar ejemplares repletos de cualquier cantidad de lacras mortíferas que, alegremente, despachan a los idiotas que detienen su andar para comer en esos figones ante la espléndida vista de las aguas muertas.

Los vívales de la grillería regional, se la pasan prometiendo: ahora si, meterán la mano para reducir la contaminación prevaleciente en todo la Sierra Norte de Puebla, sobre todo en los embalses de Necaxa.

Puro rico bacilón muy lucidor en las campañas ratoneras para quedarse pegados a los presupuestos. Pasada la temporada todo regresa a la buena costumbre de no hacer absolutamente nada como no sea incrementar sus haberes.

Tres años antes, los mafiosos de primer nivel en Puebla, prometieron que el mar muerto de Valsequillo, volvería a la vida; el idiota mentiroso que pronto dejará la alcaldía poblana, de la mano del góber cada día más precioso, viajaron por el vecino norte y el mundo anunciando soluciones para tan grave asunto, sabiendo que mentían, dijeron puras tarugadas pues sale de sus alcances remediar tales broncas de la contaminación bestial. Pero fueron motivos de campañas engañosas muy rentables para los ganadores, como siempre ha sido y será. No lo duden.

Así, Perín, que más te vale hacer vídeos, fotos y grabar lo que resta antes de que la tragedia ambiental se cargue el saldo para que, llegado el día entre lágrimas amargas, enseñes a tus herederos el paraíso que fuimos capaces de hacer talco estúpidamente.

Avanza el plan de acción irreversible que pondrá a Tulancingo en la gloria sempiterna de la cinta de plata. “Botellita de Jerez” la brigada musical de altos vuelos, vendrá escoltada con un séquito de alquimistas cinematográficos para dar vida a la película.

Hay espacio para talentos artísticos locales, futuros galardonados con Oscares y Palma de Oro, Oso de Berlín y otras chucherías equivalentes a los méritos del Nóbel.

Interesados, valientes, patriotas, ronden “Pulque para Dos” donde están seleccionando a los meros petateros, de paso pues agarran un buen patín en tan dilecto altar donde todo lo grato es propio y para lo ingrato no ha lugar, además saludarán a Andrés Puig patrono, director y empresario, que no es cualquier baba de perico. Miel en penca.

Mediaban los años cincuenta cuando un ferrocarril sobrecargado con más de 2500 peregrinos que regresaban de la visita ritual a la Guadalupana, descarriló bajando una largísima cuesta rumbo a Saltillo.

Muertos y heridos despanzurrados a lo largo del tren destrozado; las dos máquinas quedaron achicharradas. Lamentaban los rescatistas la horrible muerte de los valientes maquinistas y garroteros del mortal convoy, cuando en esas estaban vieron venir caminado alegremente, compartiendo traspiés y abrazos afectuosos al maquinista principal, con los fogoneros, garroteros y el conductor del tren peregrino.

Chupando como náufragos refugiados en el cabús del tren, desde San Luís Potosí, dejaron a un aprendiz la conducción del mortífero ferrocatrén. Ellos salvaron la vida; no hubo consecuencias,

Los susodichos declararon que salvaron la vida porque su madrecita, la Guadalupana, los traía de la mano, junto con el entonces poderoso sindicato que los cubrió con el manto protector de la impunidad, No pus así, sí.

¿Quién perdió en Xicotepec y sus orillas? El PRI o Barragán? ¿Pesó demasiado la imposición de su candidato incondicional? ¿El derroche de prensa, dineros, desplantes, insultos, retos valentones, amenazas, fue demasiado lejos? ¿La revancha de los constructores locales que no la vieron llegar en el gobierno que sale? ¿La imagen de los contendientes sumamente cuestionada, por briagas, amoríos, negocios? ¿No alcanzó la magia tradicional de los votos de última hora llegados de las miserables fronteras municipales, como era de rigor? ¿La llegada de figuras locales muy desgastadas a la campaña priísta? El tiempo que lo cura todo poniéndolo en su lugar, lo dirá.

Juego que tiene desquite, ni quien se pique.

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