José Manuel Toscana Escribe con Hidalguía. Fernando de la Peña y sus programas perfectamente realizables

Excalibur
por José Manuel Toscana

Viernes 23 de enero del 2009.

Apenas unas cuantas butacas me separaban de cantante escogida por el presidente para celebrar el insólito acontecimiento de su arribo a la Casa Blanca.

Ambiente tenso, todo mundo a la expectativa por el acontecimiento que nos tocaba contemplar, visto por más personas que la reciente olimpiada china, gracias la globalización satelital que ya no deja nada a la imaginación.

Habré de enfriar los sentimientos para platicarles algunos detalles y, mientras tanto se viene a la mente el valor de otros ciudadanos que por el mundo han ido dando inmenso valor a estos asuntos electorales, juegos de poder y sus consecuencias.

Como es el caso de Lucio Quincio Cincinato, romano ejemplar de una pieza, paradigma de valor civil y convicciones que ya quisiéramos para un día de fiesta entre nosotros.

Lucio Quincio Cincinato

Le entregaron el poder dictatorial los senadores romanos para meter orden entre los alborotados que nunca están conformes. Una vez logrado el objetivo, entregó los mandos al senado y regresó al arado, prosiguiendo con su vida ejemplar, al grado que de ahí viene el nombre de ciudadano y en su homenaje llamaron a una capital gringa: Cincinnati.

Barack Obama

Barack Obama, tiene estos atributos ciudadanos, o al menos los proyecta ante sus paisanos y el resto del mundo, esperanzado en retomar los asuntos que realmente valen la pena luchar por ellos y preservarlos.

Están a todo vapor los acomodos para entrar en la relación de los posibles diputados. Son de bostezo las caras muy duras, de varios ejemplares, de grillos regionales insaciables. ¿Por qué no hacer un alto en el camino? Revisar a los interesados en llegar a las diputaciones por Hidalgo, y en particular por el distrito de Tulancingo, donde amenazan con instalar ejemplares de caimanes ya muy trapichados, entumidos mentalmente y voraces como si fueran a vivir siete vidas.

Dándole una peinada al los prospectos, el único que tiene algo limpio por qué bregar, comprometerse y dar un paso adelante para que Tulancingo salga de la marginación, es Fernando de la Peña y sus programas perfectamente realizables de muy largo alcance, con beneficios inmediatos para la comarca toda y repercusiones más allá de la entidad.

Fernando de la Peña

Los demás, van por le infinita plata que les entra sin mayores broncas, la comodidad de vivir de gorrita café tres años, dándose lija de fregones y, otros para conseguir impunidad por sus largos latrocinios, sin faltar para los que quieren seguir encandilados con la luz presupuestal y otros muchos porque no saben hacer nada como no sea estorbar. Están a la vista y nadie se diga engañado.

Por primera vez hay un posible diputado que no requiera de protección para sus fechorías, que deba pagar favores levantando el dedo lacayunamente, que sirven de mero relleno para hacer frentes ignominiosos, siguiendo órdenes de su pastor, para hacerle el caldo gordo, que no necesita hacer fortuna al vapor para asegurar un cómodo futuro, entre otras taras de origen de la mayoría de los que andan en pos de doña Beatriz para que les haga el milagro de una curul inmerecida.

Fernando de la Peña, cuando menos no haría el ridículo, pues llegaría con un aporte personal muy valioso puesto al servicio de Tulancingo. Ustedes dicen.

Francisco Rossell Rossell, llegó a México exiliado; perseguido por sus ideas, su independencia, su reciedumbre, dejó su tierra ibérica, que muy mal lo trató, desde chaval indefenso, huyó con su familia, padre, madre y hermanos, todos señalados por los clérigos catalanes que los veían como diabólicas encarnaciones y con cuadros de fusilamiento -de uno y otro bando- pues para todos representaban lo imposible: La Libertad.

Rossell, nació en un pueblecito catalán del mismo nombre, Rossell, al que nunca regresó, por ser de una sola pieza en eso de mantener firme la bandera por la cual tanto dejó atrás, y cuánto dolor le trajo a lo largo de la vida, sin claudicar jamás, ni por un momento, a sus principios anarquistas.

No tranzó con la feroz dictadura franquista, no bajó la arboladura de su bajel frente a las tormentas de la intolerancia religiosa, ni acató la farsa de la monarquía impuesta por Paco Franco, que pervive como una mascarada de mal gusto y obsoleta a más no poder.

Bautizó a sus hijos con los nombres de los tiempos calendáricos de la Revolución Francesa, como una espada flamígera que cruza los tiempos en pos de la Justicia, esa que no necesita muletas para sostenerse, cuando los hombres alcanzan la suprema responsabilidad de sus actos sin presiones, leyes, ejércitos y otras modalidades de control, o sea la Anarquía.

Dejó Tulancingo, muy decaído desde que nos abandonaron Cristóbal Durán y otros amigos de sus tiempos y aventuras, fue perdiendo facultades físicas -que no el carácter- que tantas veces desconcertó a los tertulianos con los que jugaba a las cartas en la “Noche Buena” y que lo veían entablar discusiones por asuntos baladíes, tal vez olvidando la soledad en que pasó sus últimos años y el ver en qué forma amainaba su galanura y energía. Por eso su primogénito lo llevó a pasar sus días finales, a la orilla del mar por donde entró a México, para no volver a su España, tan querida, que se le cortaba la voz, se llenaban sus ojos de lágrimas, mirando con infinita nostalgia el horizonte por donde sale el Sol, y está el confín de la Patria perdida, la misma que lo vio nacer.

Francisco Rosell

Partió puntual, como buen catalán, el último día del 2008. Un abrazo don Francisco, pronto lo refrendaremos personalmente, donde quiera que este apostando por sus convicciones.

Rossell, apellido de origen prerromao-mediterráneo, significa “… rosa, la reina de los flores… auspicio de gran belleza”

Francisco, nombre de origen germano, significa: “… del pueblo bárbaro… el francés”

Pensando en Tulancingo, manda decir Wences Angulo, desde La Floresta: “… si no es ahora ¿cuándo?

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